Nuestra privacidad en los smartphones: la seguridad de las apps
16 August 2013El pasado sábado me robaron mi iphone 5. Ese aparato donde llevamos casi toda nuestra vida sin percatarnos de lo que ello implica para nosotros y nuestra privacidad. Tras los primeros instantes (en los que se sucedieron emociones de angustia, nervios, pena, y estress), comencé a hacer gestiones para proteger la línea. Sí, es lo primero que pensamos, ¡la línea! Porque quizás alguien podría hacer numerosas llamadas desde mi teléfono a quien sabe qué país. Volví a casa y cogí la caja donde aparece un número llamada imed el cual no sabía ni que existía. Una vez en la tienda del operador, mi angustia creció al bloquear la línea… ¡la línea es lo que menos me preocupa! En mi Iphone llevo configurado: 3 cuentas de email personal, el mail de trabajo, Facebook, Twitter, Pinterest, Instagram, la aplicación de mi banco, etc, etc y de repente, el pánico se apoderó de mí, ¿cuánta información llevamos en nuestro terminal sin darnos cuenta de que es nuestra más absoluta privacidad?
Sin duda los smartphones nos han facilitado la vida pero no somos totalmente conscientes de lo peligroso que es su pérdida o robo. Considero que, actualmente, son una herramienta fundamental sobre todo para los que trabajamos en marketing y comunicación, puesto que tenemos que estar conectados de forma rápida, pero he podido comprobar la escasa seguridad que existe de cara a nuestra intimidad.
Cada día más, todas las empresas nos facilitan nuestros propios datos, por ejemplo los bancos, a través de aplicaciones móviles por lo que quizás sea un buen ejercicio el desarrollar estas aplicaciones con un sistema de seguridad inmediato desde el cual poder bloquear el acceso en esas ocasiones en las que cliqueamos, por comodidad, “recordar contraseña”. Para mi ha sido una situación complicada ya que además es verano y solemos estar lejos de casa o sin acceso a un ordenador.
Para un departamento de marketing que propone una aplicación móvil para su página web como herramienta indispensable en estos tiempos, empezaría a proponer el estudio detallado de las medidas de seguridad de esa aplicación, ya sea de un banco o de una tienda online de moda en la que una vez introducimos la tarjeta visa para comprar y “recordamos datos” para siguientes compras.
Por fin, después de toda una mañana dedicada a esto, pude bloquear el acceso al teléfono y por supuesto, al volver a casa, entré en cada una de mis páginas cambiando contraseñas, algo que también recomiendo hacer frecuentemente, aunque reconozco que yo no lo hacía.
Y bueno, también aprovecho para comentar que he podido comprobar que tras los días iniciales donde la dependencia de mi móvil se hizo patente, se puede vivir sin smartphone, sin whatsapp, sin email… 24 horas al día y que quizás, ganemos en salud y conectividad real y física con los demás. ¡¡Disfrutad del verano!!
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